En los embases de la comida que comemos aparecen campos verdes, granjeros de los años 30 y ganado sano pero la realidad es muy diferente. Si seguimos la cadena desde esos paquetes de carne envueltos en plástico nos damos cuentas de que hay un velo entre nosotros y la procedencia de nuestros alimentos. La industria no quiere que sepamos la verdad sobre lo que comemos. Porque si la supieramos, podríamos no querer comerla...
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